Timisoara es una ciudad para observar detenidamente. El impacto cultural es enorme, es algo de lo que te das cuenta nada más pisarla. El mestizaje, presente en cada esquina, te envuelve y te desborda. Observar a la gente fue una de mis actividades preferidas durante mi corta estancia en esta ciudad. Realmente es algo que me gusta hacer en cualquier parte, pero en Timisoara lo disfruté más de lo que lo hago normalmente. Tal vez sea culpa de las influencias de otras culturas, que se mezclan en una sóla y conviven y se respetan, y consiguen sacar lo mejor y lo peor de cada una.
Os acerco esta ciudad a través de su gente, de sus calles, que es realmente donde uno puede empaparse de la vida de cada ciudad. En otra ocasión conocereis Timisoara más a fondo, estoy segura de que volveré a hacer referencia a ella. Tiene para hablar largo y tendido. Que la disfruteis!
“¿Timisoara?” pensé al leer tu entrada – “¿qué es eso?” Ahora ya lo sé! Me gusta muchísimo la foto de la niña y la de la anciana. Bonita entrada ilustrada
Tendrás la oportunidad de conocer esta ciudad más a fondo, Tamara =) Y estoy segura de que te va a encantar!