Cortona. Antes de pisar Italia ya sabía que este lugar iba a ser especial. La primera vez que supe de su existencia fue a través de la película “Bajo el sol de La Toscana”.En ella ,una escritora recién divorciada compraba, en un repetino ataque de locura, una villla a las afueras de este pueblo en un intento de rehacer su vida lejos de la ruidosa Nueva York. Dejando a un lado la película, aconsejable tan sólo si se quiere babear durante unas dos horas con los maravillosos escenarios de la misma, tengo que decir que Cortona superó las altas expectativas con las que llegué, incluso a pesar del turismo abrumador que puedes encontrarte en pleno mes de Agosto.
La piazza,rodeada de terrazas y comercios, es el punto de reunión en el pueblo, y el lugar en el que la escalinata del Palazzo Comunale o Ayuntamiento sirve como etapa de descanso tras callejear por empinadas calles de piedra. Abarrotado de tiendas de recuerdos en su parte baja y lleno de tranquilidad en su parte más alta, Cortona está plagado de soportales que conducen a pequeños patios y callejones sin salida, siendo cada uno de ellos un mundo en sí mismo. Pueden contener desde creaciones artísticas ubicadas junto a un viejo canalón como bicicletas llenas de flores meramente decorativas, y son una excelente manera de escapar del bullicio dando sólo unos pasos.
La parte alta del pueblo es el lugar donde disfrutar la Cortona más local. Ya no se ven tiendas de souvenirs en cada esquina ni terrazas de cafeterías abarrotadas de turistas, ni Pinocchios observándote desde un escaparate. Si acaso,imágenes de santos incrustadas en las paredes de piedra, algún gato despistado, y habitantes de Cortona que disfrutan de la sombra que proporcionan las calles estrechas del pueblo y la ausencia de mareas de gente. Las diversas iglesias que se pueden encontrar en el pueblo son otro gran refugio contra el calor y el alboroto.
Tienen particular interés las vistas del Lago Trasimeno que se pueden observar desde cualquiera de los miradores de Cortona, ya que el propio pueblo se encuentra situado a una altura suficiente para ello. Sin embargo, el que nos proporcionará una vista más abierta y amplia del valle a nuestros pies será el situado en la Piazza Garibaldi, justo a la entrada del pueblo, precisamente por la ausencia de edificaciones que nos tapen la vista.
Sin duda fue uno de los pueblos más bonitos que pude visitar en mi viaje a La Toscana, y creo imprescindible su visita. Eso sí, id equipados con un chubasquero, porque las tormentas de verano son algo habitual en La Toscana, y tuvimos que abandonar precipitadamente el pueblo por un auténtico diluvio que se presentó en cuestión de cinco minutos. Rayos y truenos incluídos. Sin más, me despido hasta la próxima entrada en la web. Todavía queda mucha Toscana! =)
Hola María, te felicito por tus fotos son realmente maravillosas!!! yo visitare la Toscana en los primeros días de mayo de este año, que me recomendas? a Cortona obiamente que voy a ir!!!!.
Un abrazo
Mónica
Hola, Monia!
Pues de Toscana te recomiendo sin duda que no te pierdas Siena ni Anghiari, el segundo es menos conocido pero te encantará. Puedes verlo en una tarde, es un pueblito pequeño. Siena ya lleva más tiempo y sin duda lo merece…Hay varias entradas en la web que cuentan parte de mi reecorrido por La Toscana, échales un vistazo. Y disfruta muchísimo! Es otro mundo….un beso1
Hola! gracias por tus comentarios!! queria saber cuáles son las formas de llegar a Cortona…sé que con el tren llegas a la estación pero de ahi tenes que tomarte un bus…es seguro? gracais!
Hola, Vanesa!
Pues no sabría decirte, yo llegué en coche de alquiler…pero Italia está muy bien preparada para moverte, estoy segura de que habrá una manera fácil de llegar a Cortona. Un saludo!