No se puede estar mas agradecida. Poder vivir esta boda en la tierra que me lleva acogiendo ya unos años ha sido para mí algo muy especial. Carmen y Jóse son unas personas llanas, honestas, con las que no fue difícil conectar desde el primer momento. Hay un ingrediente básico para que las cosas salgan bien, y es la confianza. Y debe darse por ambas partes…y se dio. Ellos confiaron en mi ojo y en mi manera de trabajar, y yo confié plenamente en que se abrirían a mí de la manera en que lo hicieron. GRACIAS. Gracias por hacerme las cosas tan fáciles. De corazón.

Ambos tenían muy claro lo que querían, una boda cuya celebración fuese única, rodeados de su gente y en su entorno, así que eligieron su casa del campo para convertirla en un salón de bodas informal y en la mejor pista de baile posible. Acertaron de pleno…la luz del atardecer colándose entre los árboles y un coquetísimo comedor colocado alrededor de la piscina fue una visión deluxe para mi obturador. También lo fueron Bimba y Lola, las perritas que son como sus niñas y que se pusieron guapas para la fiesta. Una panda de amigos locos, una familia dispuesta a disfrutar y un poco de música, y poco más hace falta para tener la boda redonda. Lo mejor es que lo veais vosotros mismos, es un gustazo haber sido partícipe de ella! =D