París: descubriendo la Sainte Chapelle

La Sainte Chapelle es uno de esos tesoros que se esconden en el ojo del huracán, en pleno centro de París, y que pasan desapercibidos porque quedan eclipsados por otros más conocidos. En nuestro viaje a París decidimos elegir un sólo lugar al que entrar pagando entrada, porque París es París y hay mucho que ver, pero hay que llevar la cartera bien llena. Si no, te toca seleccionar, que fue lo que nosotros hicimos. Esta fue nuestra elección, porque soy una enamorada de la luz, y no podía perderme el espectáculo que debía suponer verme rodeada de 600 metros cuadrados de vidrieras de colores. Y lo fue…. =)

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La Sainte Chapelle es una joya del gótico. Se construyó entre los años 1242 y 1248 para guardar las reliquias de la Pasión de Cristo que Francia compró a Constantinopla. La construcción de esta iglesia costó tres veces menos que las reliquias de la Pasión de Cristo, que se colocaron en la capilla superior, mucho más lujosa y luminosa que la inferior gracias a las paredes cubiertas de vidrieras.

A esta planta superior sólo podían acceder el rey y sus elegidos, mientras que la planta inferior quedaba para uso del personal de palacio. En total cuenta con 15 vidrieras compuestas por 1.113 escenas que narran del Génesis a la Resurrección de Cristo, formando la bárbara superficie de 600 metros cuadrados. Os podéis hacer una idea de cómo es la luz allí dentro. A medida que iba subiendo de la primera a la segunda planta, se intuía una luz entre rosa y violeta que asomaba por la puerta de acceso. El efecto es espectacular.

La planta inferior es otra maravilla, aunque mucho más oscura que la superior. Techos, suelos y paredes decorados al extremo, columnas policromadas, capiteles dorados.Me recordó muchísimo (en pequeñito, eso sí) a la Basílica de San Francisco de Asís en Italia, de la que no pude traerme ninguna imagen del interior porque tenía a un séquito de monjes vigilándome atentamente. Sí, San Francisco de Asís, allí donde tienes que pagar para que te bendigan. Donde tienes que pagar para poner una vela que nunca ves encenderse. En fín…eso ya os lo contaré en la entrada correspondiente.

Aprovechamos la visita a la Sainte Chapelle para callejear por los alrededores, así que nos acercamos al Louvre para prometerle que en otra futura visita lo visitaríamos por dentro. Ya sabéis que soy de la opinión de que si vas por primera vez a una ciudad como París y vas escaso de tiempo, mejor patearte las calles y dejar los museos para futuras visitas. Y el Louvre merece por lo menos, un día completo. Lo mismo ocurrió con el Centro Georges Pompidou. Nos acercamos a conocer el edificio y la fantástica Place Igor Stravinsky, repleta de coloristas esculturas que rinden tributo al compositor ruso. Justo al lado se encuentra la Iglesia de Saint Merry, en la que no pude evitar colarme y tomar un par de fotos. Por último descubrimos la manera de viajar en el tiempo en París, y no es otra cosa que pasear por sus maravillosos pasajes o galerías cubiertas. Yo descubrí uno casi por casualidad, pero a mi regreso descubrí que hay cerca de 40 “passages” repartidos por la ciudad, y os aseguro que si vuelvo a París, lo primero que haré será visitarlos. Uno por uno. Tuve la suerte de toparme con el de Vero-Dodat, y es mágico. Quién me iba a decir que iba a pisar el mismo pasaje que Doisneau fotografiaba en el 76 (lo cierto es que fotografió también otros muchos, pero qué ilusión, oiga). Si tenéis pensado viajar a París, podéis consultar qué pasajes visitar pinchando aquí.

Sin más, espero que os haya gustado este nuevo paseo por París, aún queda mucho material que os iré enseñando proximamente, así que a disfrutar…y nos vemos pronto!!! =)

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