Habéis leído bien, sí. CAUSALIDAD, que no casualidad. Explicar el origen de este viaje es algo complicado. Yo es que no creo mucho en las casualidades, si no en las causalidades, en que todo ocurre (o no ocurre) por una razón. Lo cierto es que después de este viaje aún no me queda muy claro qué artimaña tramaba el destino, pero estoy convencida de que algún día lo entenderé. La cosa, para que me entendais, es que sin tener ni idea hasta unas pocas semanas antes de partir hacia Italia, es que yo acabaría en medio de La Toscana en la casa de la que fuese vecina de mi abuela a miles de kilómetros de allí unos 40 años atrás. De película, no? Pues juro que es verídico. Es una historia que me encanta contar por lo sorprendente, porque cuando empezamos a planear el viaje yo sabía que iba a conocer a la abuela de una amiga (que viajaba con nosotros) que entró en mi vida hace relativamente poco tiempo, pero no me podía imaginar el resto de la historia. Conchita Quesada, asturiana que emigró a París y de allí a Italia. Sandra del Busto, su nieta y mi amiga,parisina que desde hace unos años vive en Asturias, concretamente a dos portales de la casa de mis padres. A mí que no me digan que no es una historia para contar…De una manera u otra, el caso es que este viaje comienza a vivirse aquí, en Anghiari, pueblo toscano en el que dejé un trocito de mi corazón.