Ya sabéis, los que ya me tenéis fichada, que me vuelvo loca en otoño. Empiezo a enloquecer a finales de Septiembre y la locura me dura unos 2 meses aproximadamente. Para principios del mes de Diciembre ya estoy más calmada y entoces me inclino de repente hacia el lado contrario, como una balsa que de repente se desequilibra. En otoño florezco como las flores en primavera, adoro los colores de mi tierra en esta época, adoro las tardes de chocolate,libro y manta. Adoro el ritual que supone ir a coger castañas (pañar castañes en asturiano, que si no lo digo me suena raro), prepararlas en equipo para meter en el horno y cenarlas con un vaso de leche, o dos. Adoro caminar entre los colores de los árboles, adoro pisar las hojas secas, y ver llover bajo techo con un culín de sidra bien a mano. El holor a chimenea, el holor a tierra mojada. Las setas, las avellanas. Pero con el frío ya no me llevo tan bien….Por eso cuando empieza a apretar, y ya no hay hojas ni colores, empiezo a recular a la velocidad de la luz.
Os prometí una entrada de otoño en la web, pero voy a daros más que eso. Voy a daros más, y vamos a empezar por el principio. Por Septiembre. Por el inicio del otoño. Y como me ha pillado en mi tierra, pues esta entrada tiene un algo especial…morriña, creo que le llaman. A lo largo de este otoño haré una segunda entrada de un otoño más avanzado, ese donde los colores tienen el calor del fuego en la chimenea, ese que tiene música propia. Por el momento os dejo con esto….disfrutarlo, y yo me despido hasta dentro de uno cuantos días…que voy a seguir capturando luz. FELIZ LUNES!!!! =)