Hace ya casi un año que tuve el honor de pasar un día entero con Saúl y su familia. Un día en el que hicimos muchísimas fotos, pero ante todo, un día en el que nos reímos y disfrutamos los dos.

El objetivo era realizar un reportaje de fotos como recuerdo de su primera comunión sin coincidir con la fecha de la ceremonia. Fue sin duda un acierto porque este tipo de eventos acarrean una buena dosis de tensión tanto a las familias como a los niños que comulgan, e independientemente de que se decida hacer también un reportaje el mismo día de la comunión, es muy positivo hacer una toma de contacto de este tipo antes. La razón es sencilla, y es tan simple como que esto ayuda a crear una conexión entre fotógrafo y fotografiado, entre fotógrafo y padres del niño o niña. Es una manera de que ambas partes se conozcan y sin prisas, se realice un reportaje que sentará las bases de confianza para posteriores sesiones.Y a medida que ese nivel de confianza sube, las probabilidades de conseguir fotografías maravillosas sube exponencialmente. Esto es así.
Con Saúl fue muy fácil trabajar. Es un niño risueño, paciente y con una capacidad innata para posar. Simplemente tiene estrella, y eso se refleja en cada foto. Fue muy fácil conectar con él, y pasamos un día estupendo. Esto es sólo una muestra de lo que se consiguió aquel día. Os dejo con Saúl y sus vivísimos ojos!