Estamos en una época en la que la calefacción empieza a ser necesaria. El frío comienza a aparecer y cada uno tiene sus propios recursos para caldear la casa. Uno de ellos es la leña.

Para mí, el fuego es un elemento absolutamente hipnotizador. Una chimenea en la que ver arder la madera puede convertirse en una de las mejores terapias de relajación. Pero para eso hay que tener una chimenea y madera que echar al fuego. Una opción es comprar esto último, y otra opción es ir a buscarlo uno mismo. Tres buenos amigos de Asturias se decidieron por la segunda opción y pude acompañarlos, y este es el resultado de la operación “leñadores extremos”. Os aseguro que fue impresionante ver cómo sacaban un árbol entero del río, a trocitos. Una motosierra, unas cuerdas y mucha fuerza y paciencia. Tres ingredientes fundamentales para matar dos pájaros de un tiro: proveerse para el frío del invierno y limpiar el río. Unos hachas, no podría definirlos mejor.