A veces ocurre que conoces lugares casi por casualidad que se acaban convirtiendo en tus rincones favoritos. A veces ocurre también que esos lugares, con una determinada luz, elevan su encanto al cuadrado. De hecho ocurre también que si los visitas con la compañía adecuada, terminan potenciándose hacia el infinito. Pues bien, es el caso de un pequeño rincón a unos 50 kilómetros de mi casa, en el que ayer pude retratar a mis compañeros de domingo .
Con mi chico, mis amigos y mi equipo de foto me fui a sacarle partido al precioso día que hacía ayer y a exprimir el otoño en ese rincón del que os hablo. No sería lo mismo sin los plumeros de la pampa, una planta invasora que crece por doquier y que se considera una mala hierba, pero que a mí me encanta. Tenerlas cerca tiene como resultado una foto absolutamente bucólica. Y eso, para mí, es como un caramelo para un niño. Irresistible. El lugar en el que se realizaron estas fotografías es un pequeño paseo junto al río Júcar a su paso por Villalgordo. Pero no lo digais muy alto, que luego se masifica de gente… Buen Lunes!