Florencia: la promesa de volver.

Florencia es una ciudad para ser visitada con calma. En nuestro caso no fue así, pero la visita era obligada: iba a reencontrarme con viejos amigos diez años después. No dudaron en hacerse 3 horas de coche hasta Florencia para comer con nosotros y guiarnos en una visita exprés por las calles de esta ciudad, lo cual me hace sentir muy orgullosa y con la satisfacción de que algo hice bien con ellos. Fue un placer reunirme de nuevo con Christian, Andrea y Humberto.Gracias, gracias de corazón!

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Ellos fueron el verdadero motivo de la visita a esta ciudad, porque como ya dije en otra entrada anterior, hay ciudades que merecen un viaje exclusivo. Florencia es una de ellas. Demasiado arte y demasiada vida para sentirla en unas pocas horas como yo estuve. Sobra decir que con un tiempo tan reducido, las visitas a los museos y principales edificos se descartaron automáticamente. La cola para visitar Santa María dei Fiori y su Campanile di Giotto, la construcción más impresionante que he visto en mi vida y que creo que veré, daban la vuelta a la catedral. Creo que allí había más de 2000 personas esperando entrar. Así que nuestros guías nos llevaron hasta el Ponte Vecchio, otra maravilla llena de color y magia, y a tomarnos una cerveza para combatir el calor. Poco después decidimos ir a comer, saborear una maravillosa bistecca alla fiorentina ( en realidad creo recordar que nos comimos tres), con los antipasti que la precedieron y un vino chianti clásico a tono con esa carne exquisita. El postre no cabía en nuestros estómagos, pero sí un café y una copita de grappa, que ya que estábamos en Italia, había que probarla…El restaurante en el que comimos era La Grotta Güelfa , y desde aquí os pido encarecidamente que si pasáis por Florencia, no dejéis de ir. No es el sitio más barato que vais a encontrar para comer, pero la calidad es brutal, y está en pleno centro.

Y tras la copiosa y excelente comida, decidimos subir al fantástico Mirador de Michelangelo, desde donde se ve la luz despedirse de una ciudad como Florencia, pero sólo hasta el día siguiente. Y es que quién fuese esa luz para vivir en semejante lugar. Así de claro os lo digo. Nosotros también nos despedimos de nuestros amigos, esperando que no hasta dentro de otros diez años, y partimos rumbo a Anghiari. Florencia me dejó pasmada y con ganas de volver y descubrirla, estoy convencida de que esta fue una toma de contacto para reencontrarme con ella algún día. Y cenar a la luz de las velas, y sacarla a bailar… =)

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