Belleville. Más allá del centro de París existe un barrio lleno de vida y color, de colaboración vecinal, de participación, de cultura. De arte callejero, de sorpresas en cada esquina, a ras de suelo y a ras de cielo. La principal razón que me llevó allí no fue otra que la de descubrir, por pura curiosidad, el lugar donde había nacido esa mujer que tan presente está en mis días a través de su música, mi eterna musa Edith Piaf. Ella me hizo soñar un París idílico durante muchos años, me acompañó en mi recorrido por sus calles en este maravilloso viaje, y ahora desde mi casa me ayuda a seguir creyendo en ese París idílico a pesar de todo lo incomprensible (o no tan incomprensible) que ocurre en el mundo. Simplemente, me ayuda a convertir en eternos los momentos vividos e imaginados en una ciudad tan bella como esta. Más allá de los días, Piaf estará unida a los sueños parisinos por siempre jamás.

Llegué a Belleville sin saber exactamente lo que me iba a encontrar, porque este barrio está bastante alejado del centro de París, y a pesar de estar en alza, hasta hace poquito no era uno de los lugares más visitados de la ciudad. Actualmente, existe una importante comunidad de pintores, diseñadores y publicistas que están instalando sus estudios en este barrio, algo que se ve a simple vista caminando por sus calles, y uno enseguida entiende la razón. Las paredes se cubren de graffitis, de murales de mil colores. El Parque de Belleville es un ejemplo, realizado con la colaboración de los vecinos, que fueron quienes crearon, pieza por pieza, ese maravilloso mosaico de los dos árboles en la parte del mirador. En cada esquina, en lo alto y a nivel del viandante, se pueden ver maravillas de este tipo, y uno entiende que este barrio es perfecto para despertar la inspiración de cualquiera que se dedique a las artes.

No pudimos visitar en barrio entero, que tengo entendido que también posée viñedos, porque de repente empezó a caer una tromba de agua espectacular, así que tras hacer tiempo tomándonos un buen café en uno de sus locales, regresamos a cambiarnos la ropa empadada al apartamento y tomarnos nuestras últimas horas en París con tranquilidad.

Sin embargo, antes de llegar a Belleville hicimos una parada en el cementerio de Pére-Lachaise. Pude comprobar que los cementerios en París son tan bonitos como los que conocí en Rumanía, por ejemplo. Si tengo la oportunidad, me gusta visitar estos lugares, muchos de ellos son como parques, llenos de caminos entre árboles, con unas estatuas maravillosas y unos panteones impresionantes, y yo los considero otros lugares para el arte y el descanso. Eterno, o no. Además, en este cementerio había cuatro  tumbas que quería visitar. Ya que no pude conocer a esas personas cuando tenían vida, por lo menos quería presentarles mis respetos y mi admiración a sus espíritus, que seguro que aunque estén en otra dimensión, algo de lo que les digo les llega. No eran otros que Jim Morrison y Edith Piaf (gracias a ambos por hacer que mis oídos disfruten de esa manera), Oscar Wilde (escritor, poeta y dramaturgo del que aún me queda mucho que leer) y Georges Meliés (cineasta clave en el desarrollo del lenguaje cinematográfico.Gracias, maestro, por ese “Viaje a la luna”. Además, era ilusionista, actor y fabricante de juguetes. Maravilloso). En cada tumba, mensajes de personas como yo que a su manera, daban las gracias por la aportación de estas personas a sus vidas. El Hymne a l’amour en la tumba de Edith Piaf hace gala de su nombre, no puede ser más bello.

Aproveché para llevarme varias imágenes de este gigantesco cementerio, porque, defiendo, la decrepitud también tiene algo bello, y más cuando está rodeada de arte.

Con esta entrada doy por finiquitado mi recorrido por París. Tengo muchísimas fotos más, pero por cuestiones de espacio en cada entrada se han quedado sin ver la luz….tal vez un día haga un batiburrillo con ellas y recordemos este viaje con imágenes que aún no habéis visto. Espero que hayais disfrutado con esta ciudad eterna, disfrutad del fín de semana, nos vemos pronto!!! =)

Os dejo banda sonora si pinchais aquí, venga!